En mi experiencia como educadora, uno de los problemas más comunes que he visto en el salón de clases es que muchos niños saben leer (decodificar palabras), pero muy pocos realmente pueden comprender lo que leen.
Cuando se les anuncia una prueba de comprensión lectora, lo primero que esperan es un repaso del texto que utilizará la maestra para evaluar su comprensión. Cuando se le entrega un texto nuevo para leer y luego contestar preguntas, la realidad es que muy pocos pueden constestar correctamente.
Muchos de estos niños comenzaron a leer desde muy temprana edad lo que nos lleva a pensar que deberían estar comprendiendo lo que leen. Sin embargo, no es así.
Un niño puede haber comenzado a leer desde muy temprana edad, pero el éxito en su comprensión lectora dependerá de cuán preparado estaba a nivel cognitivo y emocional al momento de comenzar a decodificar palabras.
Si comparamos el sistema educativo de Estados Unidos con los sistemas educativos de Finlandia y Nueva Zelanda (países con los mejores sistemas educativos a nivel mundial) podemos notar una gran diferencia en cuanto a la edad esperada para comenzar el proceso de la lecto-escritura.
Un artículo publicado en Science Direct reveló que niños que comenzaron a leer más tarde (7 años) alcanzaron a los niños que comenzaron a leer a los 5 años. Incluso, resultaron tener un comprensión lectora mayor. Ver artículo aquí.
La realidad es que cada niño aprende a su ritmo y no es necesario; de hecho puede ser perjudicial presionarlos a leer (o hacer cualquier otra cosa) cuando aún no están preparados ni motivados.
¿Qué debo hacer entonces? ¿No enseñarle? ¿Esperar a que aprenda sólo?
No.
Para ayudar a tus niños pequeños a convertirse en buenos lectores debes ayudarle a desarrollar y fortalecer destrezas de prelectura:
Leéle cuentos a tu niño desde temprana edad. Mientras más temprano comiences mejor.
Lée con estusiasmo y apuntando a las palabras mientras lees. Esto le ayuda a entender al niño que hay una relación entre lo que dices y lo que esté escrito.
Ten conversaciones a diario con tus niños acerca de lo que hacen, cómo se sienten y cómo les ha ido el día. Esto le ayuda a desarrollar las destrezas de lenguaje y vocabulario que luego le servirán para la comprensión lectora.
Mientras lees házle preguntas tales como: ¿En dónde estaba el niño? ¿Qué problema tenía?¿Qué crees que le sucedió? ¿Cómo se sentía? ¿Cómo te sentirías tú en su lugar? OJO: Estas preguntas deben tener un tono de conversación fluyendo de forma natural, no de interrogatorio ni que el niño sienta que estás esperando alguna respuesta correcta.
Pídele que ordene los eventos del cuento, ¿Qué sucedió primero? ¿Qué sucedió a mitad del cuento? ¿Qué sucedió al final?
Canten rimas y canciones infantiles. Estas tienen el propósito de impulsar el desarrollo del lenguaje y el habla, desarrollo de la afabetización, memoria y desarrollo cognitivo, desarrollo social.
¿Y, qué de las letras del abecedario y los sonidos?
Estos claramente son necesarios para que el niño comience a decodificar letras para convertirlas en palabras, pero sin haber desarrollado amor por los libros e interés por la lectura mediante las destrezas escenciales de prelectura no debemos presionar al niño a trazar o escibir letras.
Lo que sí podemos hacer es presentarles las letras y los sonidos de forma divertida, a través de juegos. Por ejemplo "¿Recuerdas la letra MMM de mamá? ¿La buscamos en esta cajita?"
Si hacemos este tipo de actividad de manera natural sin que el niño se sienta forzado y trabajamos las detrezas de prelectura mencionadas arriba, añadiendo paciencia y confianza en las capacidades de nuestros niños, comienzan a leer cuando menos lo esperamos.
¡Ellos son capaces!
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